Bulgaria, un país para descubrir

BULGARIA
Una país para descubrir.

Viajar a Bulgaria puede hacer que encuentres un destino cercano pero a la vez desconocido. Es uno de los pocos países que todavía hoy siguen preservando su flora y fauna en su estado más intacto.

Bulgaria está situada al sureste del continente europeo. Está separada al norte con Rumanía, otra gran parte por el río Danubio, también con Serbia y la República de Macedonia al oeste y, por último, con Grecia y Turquía al sur. El mar Negro se baña al este del país, con sus 130 km de playas de arena blanca y dorada.

Todas las entidades políticas búlgaras que han surgido en el país siguen conservando el nombre de la etnia, el idioma y el alfabeto del Primer Imperio Búlgaro (681-1018), que llegó a abarcar la mayor parte de los Balcanes y que por ello, se convirtió en un centro cultural para los eslavos en la Edad Media.

Sofía, además de ser la capital, es la 14ª mayor ciudad de la Unión Europea y lo mejor es que es aquella en la que los precios son más asequibles. La moneda (lev) se cambia aproximadamente a dos por cada euro.

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“Te traslada a una Europa nueva,
donde nunca dejas de aprender y descubrir.”

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Caminar por los monasterios búlgaros es un viaje en el tiempo, es como poder acercarse a la historia y tocarla, revivir grandes momentos, incluyendo los tristes.

Bulgaria es un país con una fuerte tradición cristiana. Casi cada pueblo tiene una iglesia cristiana. Estos existieron en las tierras búlgaras desde antes de la fundación del estado búlgaro en el siglo VII, aunque la mayoría de los siervos del Primer Reino de Bulgaria seguían adorando a sus antiguos dioses, considerados como “paganos” al ser de los eslavos, los búlgaros y los tracios.

A mediados del siglo IX el príncipe Boris I se dio cuenta de la necesidad de adoptar la fe cristiana e imponerla como la religión principal y única en el país.

Su razón principal fue que debido a las diferencias que existían entre las diversas religiones, Bulgaria se percibía como un país bárbaro, aislada del resto del mundo y repudiada por otros estados medievales. Tras la adopción del cristianismo ortodoxo en el país se inició con premura la construcción de templos, basílicas y monasterios.

Actualmente, Bulgaria tiene cerca de 100 monasterios. Algunos de ellos no están activos, pero otros casi sin interrupción siguen estando activos desde hace más de 1.000 años. Al crear sus propias iglesias conformaron su propia identidad, un estilo autóctono trasladado a su vez a las instituciones nacionales.

Uno de los monasterios más bonitos, pintorescos y apreciados del país es El monasterio de Rila. Podemos encontrarlo entre sus verdes montañas a unos 200 km de la capital. Sus paredes llenas de colores nos describen historias bíblicas que pueden embaucarte durante horas. No hay ni un solo hueco vacío y sus colores son vivos como la naturaleza que le rodea. En el interior cuenta con un museo que explica con más detalle la historia del mismo.

Siguiendo con los monasterios, otro de los más importantes en Bulgaria es Rozhen “el nacimiento de la virgen”. Es el mayor monasterio ortodoxo de toda Bulgaria que, embriagado por el perfume que le rodea, se encuentra situado entre las montañas de Pirin.

No se sabe con precisión la fecha en la que fue fundado y existen muchas hipótesis. Las evidencias arquitectónicas establecen que es de época medieval, artículos lo clasifican del siglo XIII y el friso de mármol de encima de la puerta central lo ubica en el siglo XIII o XIV, en cambio, la primera fuente escrita que acredite la existencia del monasterio es una nota en un libro de canto del año 1551.

La iglesia del monasterio fue construida antes del siglo XV y pintada en 1597, algunos de esos frescos se conservan todavía hoy. Por desgracia, el monasterio se vio afectado por varios incendios entre 1662 y 1674, que destruyeron la biblioteca y los edificios en su mayoría. Posteriormente fue restaurado con la ayuda financiera de los búlgaros acaudalados del país. Las obras se iniciaron en 1715 y tardaron en acabarlo diecisiete años , siendo completadas en 1732.

La ciudad más pequeña de Bulgaria, es Rozhen, situada a los pies de unas curiosas pirámides de arena de más de 100 m de altura, y a 5 km de Melnik. Destaca el contraste de su verde intenso con el marrón de la roca caliza. La ciudad es célebre por sus bodegas y es famosa por producir el mejor vino de Bulgaria. Considerada reserva arquitectónica, 96 de sus construcciones son monumentos culturales y todas las casas, aunque la inmensa mayoría sean hoy restaurantes y hoteles, están construidas en el mismo estilo de la época del Renacimiento Nacional Búlgaro y estando todas ellas en sintonía con el entorno.

A escasos kilómetros de Melnik nació el esclavo más famoso de la historia: Espartaco, el tracio que lideró una rebelión de esclavos y gladiadores contra el Imperio Romano.

Por último, el segundo monasterio ortodoxo de origen medieval más importante de Bulgaria es el monasterio de Bachkovo. Es valorado por su función escolástica debido a que en 1083 los hermanos georgianos Gregory y Abassi Bacurani quisieron establecer allí un seminario para la juventud.

Al ser destruido en el siglo XV por los otomanos, y restaurado a principios del siglo XVII solamente queda de la construcción original el osario, que se encuentra fuera del complejo del monasterio compuesto por una gran construcción rectangular, con dos espaciosos y decorados patios interiores rodeados de árboles y bancos, además de tener una iglesia en cada patio.

Una de ellas es la Iglesia de la Dormición de la Virgen, construida en 1604 y en la que se pueden observar impresionantes frescos detallados con dorados en fondos negros que poseen gran valor artístico. Se encuentra situada a 10 km de la provincia de Plovdiv. Su capital, que lleva el mismo nombre, es la ciudad europea que lleva habitada durante más tiempo en la historia. Su origen se remonta a 4.000 años a.C. En ella se estableció la primera imprenta en idioma búlgaro y es conocida como la ciudad de la siete colinas por estar situada en un terreno discontinuo. El casco antiguo se sitúa en tres de las mismas.

Su anfiteatro hecho todo de mármol, es uno de los símbolos de la ciudad. Es de origen romano, del siglo II-III, y entra dentro de los 12 que se conservan en todo el mundo. Antiguamente este recinto se utilizaba para representaciones teatrales. Las gradas están orientadas hacia el sur, en dirección a la antigua ciudad romana que denominaban a la ciudad “Trimontium”.

El auditorio, que era donde se sentaban los espectadores, está excavado en una colina aprovechando su pendiente y las filas de asientos más alejadas necesitaron un soporte estructural y sólidos muros de retención.

Bulgaria, con sus monumentos, cuentos antiguos y batallas, te traslada a una Europa nueva, dónde nunca dejas de aprender y descubrir.

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